/ lunes 10 de mayo de 2021

Carta abierta al candidato municipal Francisco Ricardo Sheffield Padilla

Con pertinencia me dirijo a usted, que busca una vez más encaramarse al poder político, para compartirle algunos puntos de vista que podrán resultarle de interés y utilidad, con la mera intención de contribuir al desarrollo del pensamiento político de nuestra sociedad.

Los momentos presentes de disgregación social y desproporcionada distribución de la riqueza; acumulada en unos pocos, y sustraída del esfuerzo de otros muchos, exigen, de quienes escribimos, de un análisis crítico y profuso que traspase las superficialidades de la vida personal de las y los actores de la política nacional, y se expanda, prioritariamente, hasta los principios ideológicos que dan vitalidad y razón de ser al actuar social de aquellas personas que, como usted, pertenecen a la clase política de nuestro país.

Por ello, a mi interpretación, le expreso la sensación de incongruencia y falsedad que me invade cuando analizo su discurso de campaña, y lo comparo con las decisiones políticas que, en su tiempo, tomó usted cuando fue Presidente Municipal de esta ciudad de León, Guanajuato. No cabe duda que en nuestro costoso y fanfarrón sistema de campañas políticas, la palabra aún distancia tanto de la acción.

Se le ha escuchado argumentar que usted abandonó su partido político mentor – el PAN- , porque, desde su visión, dicho partido se apartó de sus principios fundacionales.

Seguramente se refiere usted a los principios establecidos por el ideólogo de dicho partido, el político y abogado Efraín González Luna. De éstos recuerdo el difuso principio de “humanismo político”, basado en la subsidiariedad y el solidarismo; y el de “democracia cristiana”, sustentado en la doctrina social de bien común de la iglesia católica, el cual, astutamente para beneficio de este partido, ha buscado mostrar un mesiánico espíritu religioso al interior el mismo.

Por cierto, es de señalar que esta supuesta “religiosidad partidista”, les ha servido sobremanera para explotar electoreramente a la idiosincrasia católica de la cultura mexicana.

Pocos podrán creerle esa ingenua versión de conflicto entre sus principios políticos y los de su anterior partido. Todo indica que su salida del partido Acción Nacional se debió a sus propios intereses que dejaron de coincidir con los de este partido. Hecho sobre el cual no habría necesidad alguna de inventar teorías de discrepancia en principios. Más aún, usted debería considerar que le podría ser valioso mostrarse honesto, y confesar que el PAN le obstaculizaba su carrera política; y MORENA, por su parte, le brindó el espacio de juego político que usted ambicionaba.

Por otro lado, también ha mencionado usted que la extrema derecha del PAN vio con desdén las políticas “sociales” que, es su tiempo como presidente municipal, usted dice haber implementado. Por estas mismas políticas usted se auto califica un socialdemócrata, mientras que aquellos (la extrema derecho del PAN), lo han catalogado de populista.

Como Doctor en Derecho, usted sabe bien que los títulos no definen al objeto. Son las características intrínsecas del objeto mismo las que establecen su naturaleza y, por lo tanto, su definición. La socialdemocracia es una ideología política con una fuerte base socioeconómica, que establece la necesidad de la intervención del Estado para equilibrar los favoritismos y abusos que el modelo capitalista de libre mercado ha forjado en beneficio de financistas y especuladores financieros, esto con la intención de mediar una más equilibrada redistribución del ingreso, y avanzar, así, hacia un estado de bienestar de mayor justicia social.

Es curioso cuando usted airosamente expone los llamados “logros de su administración”, haciendo alarde de reconocimientos internacionales como la mención honorífica “Sustainable Transport Award” que recibió la Segunda Etapa del SIT por parte del “Institute for Transportation and Developement Policy”; puesto que pareciera que lo importante para usted es satisfacer los estándares internacionales con el fin de recibir medallitas del extranjero; aunque, a la vista de todos, en el interior de su sociedad se viva en una deplorable división del tejido social; unas cuantas colonias con exuberante lujo y derroche de recursos como agua y luz eléctrica, y muchas otras atrapadas en la violencia del narcomenudeo y sin acceso al líquido vital.

En este orden de ideas, le comparto que, a mi razón, la socialdemocracia no busca obtener condecoraciones provenientes del extranjero, sino corregir las excesivas disparidades en la estructura socioeconómica de una sociedad, es decir, redistribuir la riqueza de una sociedad, al riesgo de afectar los intereses y privilegios de las clases pudientes.

A este punto, me es oportuno expresarle que su desempeño como presidente municipal de esta ciudad de León, Guanajuato, dejó clara su indudable orientación en favor del sector privado, muy por encima de las necesidades de los sectores empobrecidos en condición de marginación.

Como prueba de esto, tenemos su intento de privatización de la “pepena” (recolección informal de residuos reutilizables), al llevar a cabo una iniciativa pública de esencia mercantilista, la cual pretendía obligar a los pepenadores y recolectores informales de la basura municipal, un nuevo sistema monopolizado de compra-venta de los materiales reciclables que extraían de los camiones de basura y de las mismas calles. Es decir, un proyecto municipal que imponía a los recolectores y pepenadores un monopolio de venta exclusiva a una sola empresa privada: Lyrba.

Posteriormente, durante su campaña electoral en la que abanderó la iniciativa morenista para gobernador del estado, usted declaró ante los medios que de ganar la gubernatura apostaría por las cooperativas, lo que significa apostarle al desarrollo económico a través de la economía social y solidaria.

Usted puede ahora comprender que estas incongruencias dejan de manifiesto, de parte suya, una actitud de desfachatez y oportunismo rapaz; puesto que no es aceptable para una persona de ideología clara, andar brincando de mercantilista monopolizador a promotor del cooperativismo. Existen modelos socioeconómicos cuya esencia no se puede entremezclar debido a la incompatibilidad de principios.

Por último, no deseo desaprovechar esta oportunidad de dirigirme a usted, para compartirle, a manera de sugerencia, que reflexione, en el silencio de su conciencia, sobre los daños que esta decisión suya generó a cientos de familias leonesas dedicadas a la “pepena”, a quienes, les debe, como mínimo, una disculpa pública.

Créame usted, que tal muestra de humildad y valor será vastamente formativa para usted, y para muchos adeptos de su actual partido que se regocijan de pregonar con tanta euforia, una transformación social donde primero son los pobres…

Sin otro objeto, le pido tenga a bien recibir esta carta, y que su contenido le sea constructivo para bien de su actuar político.



Con pertinencia me dirijo a usted, que busca una vez más encaramarse al poder político, para compartirle algunos puntos de vista que podrán resultarle de interés y utilidad, con la mera intención de contribuir al desarrollo del pensamiento político de nuestra sociedad.

Los momentos presentes de disgregación social y desproporcionada distribución de la riqueza; acumulada en unos pocos, y sustraída del esfuerzo de otros muchos, exigen, de quienes escribimos, de un análisis crítico y profuso que traspase las superficialidades de la vida personal de las y los actores de la política nacional, y se expanda, prioritariamente, hasta los principios ideológicos que dan vitalidad y razón de ser al actuar social de aquellas personas que, como usted, pertenecen a la clase política de nuestro país.

Por ello, a mi interpretación, le expreso la sensación de incongruencia y falsedad que me invade cuando analizo su discurso de campaña, y lo comparo con las decisiones políticas que, en su tiempo, tomó usted cuando fue Presidente Municipal de esta ciudad de León, Guanajuato. No cabe duda que en nuestro costoso y fanfarrón sistema de campañas políticas, la palabra aún distancia tanto de la acción.

Se le ha escuchado argumentar que usted abandonó su partido político mentor – el PAN- , porque, desde su visión, dicho partido se apartó de sus principios fundacionales.

Seguramente se refiere usted a los principios establecidos por el ideólogo de dicho partido, el político y abogado Efraín González Luna. De éstos recuerdo el difuso principio de “humanismo político”, basado en la subsidiariedad y el solidarismo; y el de “democracia cristiana”, sustentado en la doctrina social de bien común de la iglesia católica, el cual, astutamente para beneficio de este partido, ha buscado mostrar un mesiánico espíritu religioso al interior el mismo.

Por cierto, es de señalar que esta supuesta “religiosidad partidista”, les ha servido sobremanera para explotar electoreramente a la idiosincrasia católica de la cultura mexicana.

Pocos podrán creerle esa ingenua versión de conflicto entre sus principios políticos y los de su anterior partido. Todo indica que su salida del partido Acción Nacional se debió a sus propios intereses que dejaron de coincidir con los de este partido. Hecho sobre el cual no habría necesidad alguna de inventar teorías de discrepancia en principios. Más aún, usted debería considerar que le podría ser valioso mostrarse honesto, y confesar que el PAN le obstaculizaba su carrera política; y MORENA, por su parte, le brindó el espacio de juego político que usted ambicionaba.

Por otro lado, también ha mencionado usted que la extrema derecha del PAN vio con desdén las políticas “sociales” que, es su tiempo como presidente municipal, usted dice haber implementado. Por estas mismas políticas usted se auto califica un socialdemócrata, mientras que aquellos (la extrema derecho del PAN), lo han catalogado de populista.

Como Doctor en Derecho, usted sabe bien que los títulos no definen al objeto. Son las características intrínsecas del objeto mismo las que establecen su naturaleza y, por lo tanto, su definición. La socialdemocracia es una ideología política con una fuerte base socioeconómica, que establece la necesidad de la intervención del Estado para equilibrar los favoritismos y abusos que el modelo capitalista de libre mercado ha forjado en beneficio de financistas y especuladores financieros, esto con la intención de mediar una más equilibrada redistribución del ingreso, y avanzar, así, hacia un estado de bienestar de mayor justicia social.

Es curioso cuando usted airosamente expone los llamados “logros de su administración”, haciendo alarde de reconocimientos internacionales como la mención honorífica “Sustainable Transport Award” que recibió la Segunda Etapa del SIT por parte del “Institute for Transportation and Developement Policy”; puesto que pareciera que lo importante para usted es satisfacer los estándares internacionales con el fin de recibir medallitas del extranjero; aunque, a la vista de todos, en el interior de su sociedad se viva en una deplorable división del tejido social; unas cuantas colonias con exuberante lujo y derroche de recursos como agua y luz eléctrica, y muchas otras atrapadas en la violencia del narcomenudeo y sin acceso al líquido vital.

En este orden de ideas, le comparto que, a mi razón, la socialdemocracia no busca obtener condecoraciones provenientes del extranjero, sino corregir las excesivas disparidades en la estructura socioeconómica de una sociedad, es decir, redistribuir la riqueza de una sociedad, al riesgo de afectar los intereses y privilegios de las clases pudientes.

A este punto, me es oportuno expresarle que su desempeño como presidente municipal de esta ciudad de León, Guanajuato, dejó clara su indudable orientación en favor del sector privado, muy por encima de las necesidades de los sectores empobrecidos en condición de marginación.

Como prueba de esto, tenemos su intento de privatización de la “pepena” (recolección informal de residuos reutilizables), al llevar a cabo una iniciativa pública de esencia mercantilista, la cual pretendía obligar a los pepenadores y recolectores informales de la basura municipal, un nuevo sistema monopolizado de compra-venta de los materiales reciclables que extraían de los camiones de basura y de las mismas calles. Es decir, un proyecto municipal que imponía a los recolectores y pepenadores un monopolio de venta exclusiva a una sola empresa privada: Lyrba.

Posteriormente, durante su campaña electoral en la que abanderó la iniciativa morenista para gobernador del estado, usted declaró ante los medios que de ganar la gubernatura apostaría por las cooperativas, lo que significa apostarle al desarrollo económico a través de la economía social y solidaria.

Usted puede ahora comprender que estas incongruencias dejan de manifiesto, de parte suya, una actitud de desfachatez y oportunismo rapaz; puesto que no es aceptable para una persona de ideología clara, andar brincando de mercantilista monopolizador a promotor del cooperativismo. Existen modelos socioeconómicos cuya esencia no se puede entremezclar debido a la incompatibilidad de principios.

Por último, no deseo desaprovechar esta oportunidad de dirigirme a usted, para compartirle, a manera de sugerencia, que reflexione, en el silencio de su conciencia, sobre los daños que esta decisión suya generó a cientos de familias leonesas dedicadas a la “pepena”, a quienes, les debe, como mínimo, una disculpa pública.

Créame usted, que tal muestra de humildad y valor será vastamente formativa para usted, y para muchos adeptos de su actual partido que se regocijan de pregonar con tanta euforia, una transformación social donde primero son los pobres…

Sin otro objeto, le pido tenga a bien recibir esta carta, y que su contenido le sea constructivo para bien de su actuar político.