/ domingo 27 de mayo de 2018

El tren del PRI ya se va

Las grandes transformaciones políticas no son motivadas por la casualidad. En estos momentos, las bases para el cambio están  puestas después de la hegemonía política que conocimos como presidencialismo en México y se me vienen a la memoria políticos como Miguel Alemán, Adolfo Ruiz Cortines, Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría, José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Cedillo y probablemente el último presidente, Enrique Peña Nieto. La historia les tiene reservado la evaluación que los mexicanos harán de ellos y entrar a su estudio sería infinitum, pero lo cierto es que existen más desaciertos que aciertos en el tiempo que solo había un partido que gobernaba México. Podríamos entrar a muchos vericuetos por su forma de gobernar, pero lo cierto es que lo que tienen en común, es que fueron postulados por el Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Sin embargo, lo que sí puedo afirmar es que el PRI ya se va, se tiene que ir, como lo pregona un candidato a la Presidencia de la República, y se tiene que ir porque hoy como nunca se presenta  la oportunidad histórica, ante todos los mexicanos, de que sin disparar una sola bala, con sólo el empoderamiento de todos los ciudadanos y con el poder de su voto, al momento que se cruce la boleta electoral serán parte de un nuevo rumbo y entrarán  triunfantes y gloriosos a la historia, por ser la generación que fue capaz, la que se atrevió a vencer el miedo, a la que no le tembló la mano y que les llenó de gozo el deber cumplido que la historia nos reclama, porque al momento de sufragar el voto, habrán de redimir por la cobardía de no haber sido capaces de hacerlo antes.

Además porque es el partido que por lustros traicionó al pueblo de México,  porque es un hecho público que de sus filas salieron los políticos que apenas  se encumbraban en el poder cuando ya estaban preparándose para salir, dejando una estela de gente enriquecida y al pueblo como siempre, le daban atole con el dedo porque sus necesidades sólo son importantes en la coyuntura electoral.

La resignación es un producto que como cualquier droga duerme a la gente, anestesia su conciencia. La resignación se debe de plantar cara a cara ante la adversidad, urge que despertemos al hombre mexicano dormido, ese que enarbole la lucha por la dignidad, que sea capaz de decir “ya basta”. En Guanajuato, ese grito lo lanzaron hace años y con orgullo podemos decir que tenemos el gobierno que queremos, aunque es de reconocer que no fue fácil, puesto que, se tuvo que enfrentar por años la turbulencia electoral. Los guanajuatenses tuvimos que aprender a defender el derecho a disentir de los antagónicos,  a los gobiernos priistas, que si nos echáramos un vistazo al arcón de la historia, veríamos que vivieron momentos de represión y encarcelamiento de sus militantes y su único pecado era buscar la mejora de su Estado. Por todo esto, es imperativo pedirles a los candidatos que nos digan los ¿por qué?, los ¿cómo? Y los ¿Cuándo?

Aquí y ahora se plantea la exigencia para que estos candidatos que nos quiere gobernar, no mientan, que no engañen, pues los agravios y fraudes acumulados son lo bastante suficientes para ya no caer en la ingenuidad, que nos expliquen que las trásfugas electorales, al momento de cambiar de partido junto con su ideología, si ésta es por formación y convicción porque sin duda alguna, lo que no se vale es que lo hagan solo por un cargo que no consiguieron en otro lugar.

Porque todos los candidatos, deben enarbolar por siempre que la política es para servir y no para servirse de ella. Habida cuenta, de que se les cuestiona de qué otra forma basarían el sentido de solidaridad, libertad y lealtad porque la premisa mayor es servir a la colectividad. Por eso, no debemos regresar a un partido hegemónico que por años y años, quitaron valor e importancia al individuo, reduciendo la palabra bienestar a las cuatro paredes de su casa, en aras de convertir al pueblo de México en un ente amorfo proveedor de mano barata al servicio de entes extranjeros o bien, para las grandes empresas cobijadas al amparo del poder.

El PRI, después de esta elección debe de pensar en su transformación, por lo menos, a nivel Federal. Porque de acuerdo a lo que se vislumbra, el partido del PAN va a ganar esta elección en Guanajuato y esto es porque ha hecho políticas públicas bien hechas.

Pero lo cierto es también, que desde mi perspectiva no es deseable que gane Ricardo Anaya  para Presidente de la República porque a éste se le observa con cierto grado de continuismo de este sistema caduco, que debe irse para siempre y dejar el camino para otras formas de gobierno, más justas, que sean más pensadas en generar un verdadero bienestar para todos los mexicanos y sobre todo porque a Ricardo lo veo que se adelantó a su tiempo, se siente verde para estar a la altura de este cargo y de estos tiempos, sin experiencia para gobernar porque no es en las enciclopedias o en los libros en donde se aprende, éstas son excepciones hay que oler y saborear la tierra,  el aire, y la política de México. Salvo que logre mostrar su inteligencia y capacidad, dando a conocer el equipo que lo acompañara en las Secretarías Federales, éstos deben de tener una trayectoria indiscutible, a toda prueba y que su único fin sea el de servir a los mexicanos.

No ha sido el pueblo quien creó la desconfianza en la palabra y el derecho, pero sí aquellos que han basado su triunfo electoral en el discurso demagógico, incubando con esto, un sentido profundo de rebeldía, pero esto no  lo tomemos como un gesto altisonante, no es un grito, no es un insulto, ni una mala contestación, es más profundo, es un grito de rechazo a la actual situación, es decirle no, a esta podredumbre que nos orilla a buscar otros caminos, otras opciones que se basen en el bienestar porque lo que hemos vivido en estos último 30 años de gobierno federales, hemos visto como paulatinamente han ido convirtiendo en fábrica de pobre s a México, que con sus políticas aniquilaron a la clase media, que estos gobiernos han sido eficientes, pero en pauperizar los ingresos de los trabajadores porque el salario mínimo es una vergüenza; no es suficiente que vengan y nos digan que en México hay pocos que tienen mucho y muchos que tienen poco porque la retórica se puede basar en promesas, lo que se ocupa es que este gobierno que se va, explique a México porque teniendo el diagnóstico certero, el enfermo sigue empeorando.                                       

galvantorres33@hotmail.com

Las grandes transformaciones políticas no son motivadas por la casualidad. En estos momentos, las bases para el cambio están  puestas después de la hegemonía política que conocimos como presidencialismo en México y se me vienen a la memoria políticos como Miguel Alemán, Adolfo Ruiz Cortines, Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría, José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Cedillo y probablemente el último presidente, Enrique Peña Nieto. La historia les tiene reservado la evaluación que los mexicanos harán de ellos y entrar a su estudio sería infinitum, pero lo cierto es que existen más desaciertos que aciertos en el tiempo que solo había un partido que gobernaba México. Podríamos entrar a muchos vericuetos por su forma de gobernar, pero lo cierto es que lo que tienen en común, es que fueron postulados por el Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Sin embargo, lo que sí puedo afirmar es que el PRI ya se va, se tiene que ir, como lo pregona un candidato a la Presidencia de la República, y se tiene que ir porque hoy como nunca se presenta  la oportunidad histórica, ante todos los mexicanos, de que sin disparar una sola bala, con sólo el empoderamiento de todos los ciudadanos y con el poder de su voto, al momento que se cruce la boleta electoral serán parte de un nuevo rumbo y entrarán  triunfantes y gloriosos a la historia, por ser la generación que fue capaz, la que se atrevió a vencer el miedo, a la que no le tembló la mano y que les llenó de gozo el deber cumplido que la historia nos reclama, porque al momento de sufragar el voto, habrán de redimir por la cobardía de no haber sido capaces de hacerlo antes.

Además porque es el partido que por lustros traicionó al pueblo de México,  porque es un hecho público que de sus filas salieron los políticos que apenas  se encumbraban en el poder cuando ya estaban preparándose para salir, dejando una estela de gente enriquecida y al pueblo como siempre, le daban atole con el dedo porque sus necesidades sólo son importantes en la coyuntura electoral.

La resignación es un producto que como cualquier droga duerme a la gente, anestesia su conciencia. La resignación se debe de plantar cara a cara ante la adversidad, urge que despertemos al hombre mexicano dormido, ese que enarbole la lucha por la dignidad, que sea capaz de decir “ya basta”. En Guanajuato, ese grito lo lanzaron hace años y con orgullo podemos decir que tenemos el gobierno que queremos, aunque es de reconocer que no fue fácil, puesto que, se tuvo que enfrentar por años la turbulencia electoral. Los guanajuatenses tuvimos que aprender a defender el derecho a disentir de los antagónicos,  a los gobiernos priistas, que si nos echáramos un vistazo al arcón de la historia, veríamos que vivieron momentos de represión y encarcelamiento de sus militantes y su único pecado era buscar la mejora de su Estado. Por todo esto, es imperativo pedirles a los candidatos que nos digan los ¿por qué?, los ¿cómo? Y los ¿Cuándo?

Aquí y ahora se plantea la exigencia para que estos candidatos que nos quiere gobernar, no mientan, que no engañen, pues los agravios y fraudes acumulados son lo bastante suficientes para ya no caer en la ingenuidad, que nos expliquen que las trásfugas electorales, al momento de cambiar de partido junto con su ideología, si ésta es por formación y convicción porque sin duda alguna, lo que no se vale es que lo hagan solo por un cargo que no consiguieron en otro lugar.

Porque todos los candidatos, deben enarbolar por siempre que la política es para servir y no para servirse de ella. Habida cuenta, de que se les cuestiona de qué otra forma basarían el sentido de solidaridad, libertad y lealtad porque la premisa mayor es servir a la colectividad. Por eso, no debemos regresar a un partido hegemónico que por años y años, quitaron valor e importancia al individuo, reduciendo la palabra bienestar a las cuatro paredes de su casa, en aras de convertir al pueblo de México en un ente amorfo proveedor de mano barata al servicio de entes extranjeros o bien, para las grandes empresas cobijadas al amparo del poder.

El PRI, después de esta elección debe de pensar en su transformación, por lo menos, a nivel Federal. Porque de acuerdo a lo que se vislumbra, el partido del PAN va a ganar esta elección en Guanajuato y esto es porque ha hecho políticas públicas bien hechas.

Pero lo cierto es también, que desde mi perspectiva no es deseable que gane Ricardo Anaya  para Presidente de la República porque a éste se le observa con cierto grado de continuismo de este sistema caduco, que debe irse para siempre y dejar el camino para otras formas de gobierno, más justas, que sean más pensadas en generar un verdadero bienestar para todos los mexicanos y sobre todo porque a Ricardo lo veo que se adelantó a su tiempo, se siente verde para estar a la altura de este cargo y de estos tiempos, sin experiencia para gobernar porque no es en las enciclopedias o en los libros en donde se aprende, éstas son excepciones hay que oler y saborear la tierra,  el aire, y la política de México. Salvo que logre mostrar su inteligencia y capacidad, dando a conocer el equipo que lo acompañara en las Secretarías Federales, éstos deben de tener una trayectoria indiscutible, a toda prueba y que su único fin sea el de servir a los mexicanos.

No ha sido el pueblo quien creó la desconfianza en la palabra y el derecho, pero sí aquellos que han basado su triunfo electoral en el discurso demagógico, incubando con esto, un sentido profundo de rebeldía, pero esto no  lo tomemos como un gesto altisonante, no es un grito, no es un insulto, ni una mala contestación, es más profundo, es un grito de rechazo a la actual situación, es decirle no, a esta podredumbre que nos orilla a buscar otros caminos, otras opciones que se basen en el bienestar porque lo que hemos vivido en estos último 30 años de gobierno federales, hemos visto como paulatinamente han ido convirtiendo en fábrica de pobre s a México, que con sus políticas aniquilaron a la clase media, que estos gobiernos han sido eficientes, pero en pauperizar los ingresos de los trabajadores porque el salario mínimo es una vergüenza; no es suficiente que vengan y nos digan que en México hay pocos que tienen mucho y muchos que tienen poco porque la retórica se puede basar en promesas, lo que se ocupa es que este gobierno que se va, explique a México porque teniendo el diagnóstico certero, el enfermo sigue empeorando.                                       

galvantorres33@hotmail.com