/ jueves 29 de julio de 2021

Fuera de Agenda | Bonanza de mercados ilegales

Existen dos factores para buscar explicar la ola de violencia que tiene sitiada a la población en varios municipios de Sonora, Michoacán y Zacatecas más allá de la versión oficial de que se trata de disputas entre grupos criminales. El primero es la caída en el número de aseguramientos en los primeros dos años del sexenio de drogas como metanfetaminas y heroína en ciudades como Cajeme, Morelia y Fresnillo, municipios de estas entidades donde los asesinatos y balaceras se han desbordado. Existe una sobreabundancia de mercancía, lo que empuja a la pelea por el monopolio del mercado.

El segundo, es el cambio en las gubernaturas de los tres estados, donde habrá alternancia partidista, y se apresta a tomar el poder representantes electos bajo las siglas de Morena. Este cambio implica un relevo en los mecanismos de interlocución en la “zona gris de la criminalidad organizada”, donde los nuevos funcionarios tendrán que buscar mecanismos de “gobernabilidad” con los poderes fácticos que tienen intereses económicos regionales y transnacionales. El punto que opera en contra de los gobernadores electos es que las organizaciones criminales han aprovechado el vacío generado por la política presidencial de “abrazos, no balazos”, que tiene en la inacción a la Guardia Nacional, el Ejército y la Marina. Esto ha provocado que en el actual sexenio hayan impuesto una estrategia de control por la vía del terror que ha generado un estado de excepción en zonas como la Tierra Caliente michoacana, donde el reflejo es el desplazamiento forzado de cientos de habitantes.

Los datos publicados el miércoles 28 de julio en El Sol de México sobre cómo en los primeros dos años del sexenio de Andrés Manuel López Obrador los decomisos de droga son casi nulos en municipios violentos como Reynosa, Culiacán, Manzanillo, Fresnillo, Cajeme y Ciudad Juárez, es una de las explicaciones de la molestia que impera en el gobierno estadounidense con su par mexicano, y que tiene en la antesala la posibilidad de que implementen medidas más drásticas ante la epidemia de opioides que azota varias ciudades norteamericanas.

La visita a principios de este mes del general Glen D. VanHerck, jefe del Comando Norte de los Estados Unidos, quien se reunió con los secretarios de Defensa Nacional y de Marina, quedó resumida como un encuentro donde se trataron temas de “la agenda de seguridad, migración, vigilancia aérea y fronteriza”. Este tipo de encuentros arrojan una lectura del nivel de preocupación que ha permeado en la agenda geopolítica con lo que ocurre en el país. VanHerck declaró antes de las elecciones que en México el crimen organizado controla entre el 30 y 35 por ciento del territorio del país. La información que las agencias estadounidenses han recopilado en estos primeros tres años del sexenio, es que este porcentaje ha mostrado una tendencia a la alza teniendo como motor el vacío generado por las autoridades federales que empuja a grupos criminales a buscar el control del monopolio de mercados ilegales.

No por algo hoy día Tijuana ha vuelto ha ser la ciudad más violenta de México, como lo fue al inicio del sexenio de Vicente Fox cuando se dio la alternancia en el poder y comenzó la caída de los Arellano Félix.



@velediaz424

Existen dos factores para buscar explicar la ola de violencia que tiene sitiada a la población en varios municipios de Sonora, Michoacán y Zacatecas más allá de la versión oficial de que se trata de disputas entre grupos criminales. El primero es la caída en el número de aseguramientos en los primeros dos años del sexenio de drogas como metanfetaminas y heroína en ciudades como Cajeme, Morelia y Fresnillo, municipios de estas entidades donde los asesinatos y balaceras se han desbordado. Existe una sobreabundancia de mercancía, lo que empuja a la pelea por el monopolio del mercado.

El segundo, es el cambio en las gubernaturas de los tres estados, donde habrá alternancia partidista, y se apresta a tomar el poder representantes electos bajo las siglas de Morena. Este cambio implica un relevo en los mecanismos de interlocución en la “zona gris de la criminalidad organizada”, donde los nuevos funcionarios tendrán que buscar mecanismos de “gobernabilidad” con los poderes fácticos que tienen intereses económicos regionales y transnacionales. El punto que opera en contra de los gobernadores electos es que las organizaciones criminales han aprovechado el vacío generado por la política presidencial de “abrazos, no balazos”, que tiene en la inacción a la Guardia Nacional, el Ejército y la Marina. Esto ha provocado que en el actual sexenio hayan impuesto una estrategia de control por la vía del terror que ha generado un estado de excepción en zonas como la Tierra Caliente michoacana, donde el reflejo es el desplazamiento forzado de cientos de habitantes.

Los datos publicados el miércoles 28 de julio en El Sol de México sobre cómo en los primeros dos años del sexenio de Andrés Manuel López Obrador los decomisos de droga son casi nulos en municipios violentos como Reynosa, Culiacán, Manzanillo, Fresnillo, Cajeme y Ciudad Juárez, es una de las explicaciones de la molestia que impera en el gobierno estadounidense con su par mexicano, y que tiene en la antesala la posibilidad de que implementen medidas más drásticas ante la epidemia de opioides que azota varias ciudades norteamericanas.

La visita a principios de este mes del general Glen D. VanHerck, jefe del Comando Norte de los Estados Unidos, quien se reunió con los secretarios de Defensa Nacional y de Marina, quedó resumida como un encuentro donde se trataron temas de “la agenda de seguridad, migración, vigilancia aérea y fronteriza”. Este tipo de encuentros arrojan una lectura del nivel de preocupación que ha permeado en la agenda geopolítica con lo que ocurre en el país. VanHerck declaró antes de las elecciones que en México el crimen organizado controla entre el 30 y 35 por ciento del territorio del país. La información que las agencias estadounidenses han recopilado en estos primeros tres años del sexenio, es que este porcentaje ha mostrado una tendencia a la alza teniendo como motor el vacío generado por las autoridades federales que empuja a grupos criminales a buscar el control del monopolio de mercados ilegales.

No por algo hoy día Tijuana ha vuelto ha ser la ciudad más violenta de México, como lo fue al inicio del sexenio de Vicente Fox cuando se dio la alternancia en el poder y comenzó la caída de los Arellano Félix.



@velediaz424