Educación y política procesos indisolubles, integrados en la práctica de todo educador progresista
El ser humano es inacabado, se construye como persona a lo largo de su vida, nunca deja de crecer y ser más. La cuestión a resolver es preguntarnos si las condiciones estructurales de la vida social, económica, política, pedagógica, estimulan o inhiben el desarrollo de lo humano.
P. Freire concibe la práctica pedagógica como una práctica política cuyo propósito superior es humanizar a la persona. Aun cuando han existido corrientes u orientaciones en la formación inicial y continua de los maestros que han privilegiado la función de docente como enseñante aislada de su contribución política, resulta complejo aceptar ésta disociación entre la praxis pedagógica y la práctica política, por el contrario, una de las tesis centrales de la Nueva Escuela Mexicana en mi concepto es resignificar el rol del educador como un agente de cambio social, es decir, vincular la Educación como el mejor recurso formativo para generar conciencia individual y social, necesarias para transformar el mundo, al cual no hay que contemplar, sino modificar.
Resulta ilusorio pensar que la práctica pedagógica y política concurren de manera natural, espontánea, para su vinculación se hace necesario diseñar procesos de formación profesional docente específicos y afines a un marco filosófico humanizante en oposición a modelos educativos deshumanizantes que han estado vigentes en la política educativa y que han contribuido a perpetuar la explotación e injusticia social.
En la orientación pedagógica planteada deseo subrayar la vocación inquebrantable que ha caracterizado al magisterio, su aportación al proceso formativo del educando para que sea más. Difícilmente el educador renuncia a su vocación humanizante, preocupado por fundar y gestionar su praxis en el cultivo de valores. Al respecto, sustento que una de las motivaciones profundas que distinguen al maestro para elegir esta profesión es su amor por la humanidad.
La vocación de educador para promover una praxis pedagógica que posibilite al educando ser más persona, exige de ciertas condiciones sin las cuales su vocación se distorsiona. ¿Cuáles son estas condiciones? Preciso algunas de ellas:
- Diseño de planes y programas de estudio en las escuelas formadoras de docentes congruentes con una pedagogía humanizante.
- Formación de cuerpos directivos acordes a modelos de gestión transformadores.
- Diseño de políticas públicas en materia educativa que procuren construir una sociedad educadora.
- Identificar a temprana edad las inteligencias particulares de los educandos y su estimulación oportuna.
Es viable puntualizar que en la pedagogía humanizante existe una ruptura entre educador y educando, significando con ello la tesis freiriana "Nadie educa a nadie, el hombre se educa en comunión".
Una educación humanizante habrá de albergar la esperanza por mejorar la convivencia social y a su vez posibilitar el acceso a una calidad de vida digna de toda persona.
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