/ viernes 17 de junio de 2022

Las remesas libran de pobreza a millones y cambian la vida de Juan y María

El jueves 16 de junio María recibió 2 mil dólares de su esposo Juan, quien radica en Chicago, Illinois, desde el año 2018. Por la emoción, María dudó si ir primero a retirar el dinero o llamar al Doctor Ramírez para avisarle que por fin podía operar a su hijo. Cuando Juan se fue a Estados Unidos, lo hizo previo a la pandemia de COVID-19 y aunque no se imaginaba la crisis mundial que se avecinaba, él ya traía a cuestas su propia batalla: su hijo padecía una enfermedad que requería un tratamiento prolongado y una intervención quirúrgica que le eran imposibles de pagar, y que lo obligaron a cruzar la frontera como indocumentado.

Las remesas son precisamente eso: ¡una posibilidad de cambiarlo todo! Millones de personas en el mundo han buscado en la migración un cambio de vida y salir adelante de distintas adversidades. El 16 de junio, coincidentemente el día que María recibió el dinero con el que le darían una segunda oportunidad a su hijo, se conmemoró el Día Internacional de las Remesas Familiares. ¿Por qué se conmemora? Para visibilizar la gran contribución que hacen los más de 200 millones de trabajadores migrantes que envían dinero a sus 800 millones de familiares en sus países de origen, según estimaciones de las Naciones Unidas. En este contexto, 11.1 millones de mexicanos reciben remesas y 4.9 millones de hogares dependen del dinero que reciben desde EEUU, el cual es de 385 dólares al mes en promedio.

“A veces nos mandan más, a veces menos. Nunca hacemos cuentas, pero ahorita utilizamos las remesas para nuestras enfermedades, para comer y salir adelante ahora que ya somos adultos mayores. Mi esposo y yo dependemos totalmente de ellos… [sus hijos]”, reconoció en una entrevista a Telemundo Carmen Martínez, madre de dos migrantes mexicanos que viven en Dallas desde hace más de treinta años.

Las remesas en el mundo se han multiplicado por cinco durante los últimos 20 años. De acuerdo con el Banco Mundial, tan sólo en el 2021 los flujos internacionales alcanzaron los 773 mil millones de dólares (7.6% más respecto al año previo), mientras que las proyecciones para el 2022 son que las remesas alcancen los 802 mil millones de dólares. En este crecimiento histórico que se ha dado a pesar de la pandemia del COVID-19 y de la guerra entre Rusia y Ucrania, México ha superado a China y se coloca como el segundo país receptor de remesas, superado únicamente por la India.

Ahora bien, el Día Internacional de las Remesas Familiares nos debe servir no sólo para reconocer a los migrantes por el bálsamo que representan sus envíos, también debe motivar el análisis y reflexión. Algunos especialistas ven a las remesas como un ejemplo de lo que falta por hacer en busca de mejorar las condiciones de los países expulsores. En uno de sus artículos, Tonatiuh Guillén López, ex titular del Instituto Nacional de Migración de México, pone algunos datos sobre la mesa: “Para aquilatar su relevancia consideremos que todo el presupuesto federal del 2021 destinado a educación apenas representa el 32.7% de las remesas que se enviaron ese año”.

Reflexiones como las de Tonatiuh son fundamentales para entender el impacto de las remesas en materia económica y en las políticas públicas. En este sentido, las entidades subnacionales podrían hacer mucho para propiciar el efecto multiplicador de las divisas. En Guanajuato, el Gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo creó la Secretaría del Migrante y Enlace Internacional para integrar y dignificar a los migrantes. Además, ha fortalecido las acciones para mejorar la calidad de vida de los guanajuatenses con la estrategia “Contigo Sí”, la cual contempla entre otros beneficios descuentos a quienes paguen con remesas de hasta 25% en los productos de las farmacias ISSEG.

Como hemos visto, la gran tarea ya la hacen los migrantes desde hace años al generar recursos que cambian la vida de sus seres queridos. Ahora corresponde a los distintos órdenes de gobierno, a los sectores económicos y a las organizaciones de la sociedad civil crear tierra fértil para que las remesas sean un motor de desarrollo nunca visto.

“Nicolás tiene muchas posibilidades de cambiar su vida con la operación”, dijo el Doctor Ramírez a María, quien de inmediato le comunicó la noticia a su esposo Juan que, desde Chicago, sigue pendiente de la intervención que le harán a su hijo para corregir el defecto cardíaco que sufre. Las remesas no sólo son números que se miden en millones y millones de dólares que transitan alrededor del mundo, son, sobre todo, una posibilidad de cambiarlo todo, como salvar la vida de un hijo.


El jueves 16 de junio María recibió 2 mil dólares de su esposo Juan, quien radica en Chicago, Illinois, desde el año 2018. Por la emoción, María dudó si ir primero a retirar el dinero o llamar al Doctor Ramírez para avisarle que por fin podía operar a su hijo. Cuando Juan se fue a Estados Unidos, lo hizo previo a la pandemia de COVID-19 y aunque no se imaginaba la crisis mundial que se avecinaba, él ya traía a cuestas su propia batalla: su hijo padecía una enfermedad que requería un tratamiento prolongado y una intervención quirúrgica que le eran imposibles de pagar, y que lo obligaron a cruzar la frontera como indocumentado.

Las remesas son precisamente eso: ¡una posibilidad de cambiarlo todo! Millones de personas en el mundo han buscado en la migración un cambio de vida y salir adelante de distintas adversidades. El 16 de junio, coincidentemente el día que María recibió el dinero con el que le darían una segunda oportunidad a su hijo, se conmemoró el Día Internacional de las Remesas Familiares. ¿Por qué se conmemora? Para visibilizar la gran contribución que hacen los más de 200 millones de trabajadores migrantes que envían dinero a sus 800 millones de familiares en sus países de origen, según estimaciones de las Naciones Unidas. En este contexto, 11.1 millones de mexicanos reciben remesas y 4.9 millones de hogares dependen del dinero que reciben desde EEUU, el cual es de 385 dólares al mes en promedio.

“A veces nos mandan más, a veces menos. Nunca hacemos cuentas, pero ahorita utilizamos las remesas para nuestras enfermedades, para comer y salir adelante ahora que ya somos adultos mayores. Mi esposo y yo dependemos totalmente de ellos… [sus hijos]”, reconoció en una entrevista a Telemundo Carmen Martínez, madre de dos migrantes mexicanos que viven en Dallas desde hace más de treinta años.

Las remesas en el mundo se han multiplicado por cinco durante los últimos 20 años. De acuerdo con el Banco Mundial, tan sólo en el 2021 los flujos internacionales alcanzaron los 773 mil millones de dólares (7.6% más respecto al año previo), mientras que las proyecciones para el 2022 son que las remesas alcancen los 802 mil millones de dólares. En este crecimiento histórico que se ha dado a pesar de la pandemia del COVID-19 y de la guerra entre Rusia y Ucrania, México ha superado a China y se coloca como el segundo país receptor de remesas, superado únicamente por la India.

Ahora bien, el Día Internacional de las Remesas Familiares nos debe servir no sólo para reconocer a los migrantes por el bálsamo que representan sus envíos, también debe motivar el análisis y reflexión. Algunos especialistas ven a las remesas como un ejemplo de lo que falta por hacer en busca de mejorar las condiciones de los países expulsores. En uno de sus artículos, Tonatiuh Guillén López, ex titular del Instituto Nacional de Migración de México, pone algunos datos sobre la mesa: “Para aquilatar su relevancia consideremos que todo el presupuesto federal del 2021 destinado a educación apenas representa el 32.7% de las remesas que se enviaron ese año”.

Reflexiones como las de Tonatiuh son fundamentales para entender el impacto de las remesas en materia económica y en las políticas públicas. En este sentido, las entidades subnacionales podrían hacer mucho para propiciar el efecto multiplicador de las divisas. En Guanajuato, el Gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo creó la Secretaría del Migrante y Enlace Internacional para integrar y dignificar a los migrantes. Además, ha fortalecido las acciones para mejorar la calidad de vida de los guanajuatenses con la estrategia “Contigo Sí”, la cual contempla entre otros beneficios descuentos a quienes paguen con remesas de hasta 25% en los productos de las farmacias ISSEG.

Como hemos visto, la gran tarea ya la hacen los migrantes desde hace años al generar recursos que cambian la vida de sus seres queridos. Ahora corresponde a los distintos órdenes de gobierno, a los sectores económicos y a las organizaciones de la sociedad civil crear tierra fértil para que las remesas sean un motor de desarrollo nunca visto.

“Nicolás tiene muchas posibilidades de cambiar su vida con la operación”, dijo el Doctor Ramírez a María, quien de inmediato le comunicó la noticia a su esposo Juan que, desde Chicago, sigue pendiente de la intervención que le harán a su hijo para corregir el defecto cardíaco que sufre. Las remesas no sólo son números que se miden en millones y millones de dólares que transitan alrededor del mundo, son, sobre todo, una posibilidad de cambiarlo todo, como salvar la vida de un hijo.