HR Ratings la institución calificadora de valores modificó su perspectiva de estable a negativa en la calificación a la deuda soberana de México esto "debido al deterioro inmediato en la percepción de inversión y riesgo del País, lo que ha llevado a una depreciación en el tipo de cambio".
"HR Ratings ratificó la calificación de largo plazo de HR A- (G) y de corto plazo de HR2 (G) para la deuda soberana de México y modificó la Perspectiva de Estable a Negativa"
La calificación de largo plazo que determina HR Ratings para México es de HR A- (G). Esto implica que el país ofrece seguridad aceptable para el pago oportuno de obligaciones de deuda. Mantiene moderado riesgo crediticio, con debilidad en la capacidad de pago ante cambios económicos adversos.
El signo “-” indica debilidad relativa dentro del rango de calificación asignada. La calificación de corto plazo de HR2 (G) significa que el país ofrece una capacidad aceptable para el pago oportuno de obligaciones de deuda de corto plazo y mantiene un mayor riesgo crediticio en escala global comparado con instrumentos de mayor calificación crediticia.
Tras el anuncio de la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) la calificadora tendrá complicaciones en mantener su estimado para la deuda neta presupuestaria de 40.8% del PIB al cierre de 2018 (al cierre de agosto en 39.4%).
En un comunicado, HR Ratings resalta que en el último reporte sobre la deuda soberana realizado el 23 de agosto de 2018 se enfatizó que la confianza de los inversionistas se podría ver mermada ante el escenario de cancelación de los compromisos en torno a la construcción del NAIM.
Escenario nada favorable
La firma prevé que una pérdida de confianza tendría consecuencias negativas para las finanzas públicas y para la economía en general, lo que se reflejará no solo en una mayor volatilidad en los mercados, al deteriorase el tipo de cambio, incrementarse las tasas de interés de largo plazo y producirse mayores presiones en los indicadores de riesgo como se ha observado recientemente.
Agrega que la presión financiera sobre el país genera un clima de incertidumbre respecto al respaldo que pudieran tener inversiones en nuevos proyectos de infraestructura y de alto impacto económico.
Finalmente el ritmo de las decisiones del nuevo gobierno provocarán un menor nivel de credibilidad y confianza en el cumplimiento de los contratos se reflejaría en un deterioro de la inversión tanto doméstica como extranjera directa (IED), lo cual ha sido un factor determinante en el crecimiento económico.