El Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México que se construye en Texcoco “es el único proyecto viable en este momento”, ya que iniciar otro es perder más de 120 mil millones de pesos, afirmó el director Anticorrupción del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), Max Kaiser, luego del análisis que este instituto entregó al equipo de transición de la próxima administración federal.
En entrevista con Notimex, el especialista recordó que a esta opinión se suma la observación que hiciera la víspera el Colegio de Ingenieros al considerar que la opción del aeropuerto en Santa Lucía no costaría 80 mil millones de pesos, sino más de 200 mil millones.
A ello se suma también las observaciones del organismo sin fines de lucro del Instituto Tecnológico de Massachusetts “Mitre” en el sentido de que una segunda opción como Santa Lucia sería viable “solo si se reducen el número de operaciones”, añadió.
Bajo esas indicaciones, dijo, incluso si el proyecto de Santa Lucia costara 80 mil millones de pesos, como dicen quienes apoyan esa propuesta, su ejecución implicaría “perder 120 mil millones de pesos que ya no se van a recuperar porque ya se invirtieron, además de invertir 80 mil millones en el nuevo aeropuerto”, lo que sumaría 200 mil millones de pesos.
“Lo que estamos diciendo es que nos costaría 200 mil millones de pesos tener menos capacidad aérea” y eso suena ilógico cuando el problema que está generando la creación de un nuevo aeropuerto es que la capacidad ha sido rebasada.
Recordó que el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) tiene una capacidad para 32 millones de pasajeros al año, sin embargo, actualmente la terminal aérea “está trabajando por encima de los 44 millones de pasajeros”.
De hecho, en varias ocasiones, como en 2014, en más de mil 800 veces se ha superado el número máximo de vuelos por hora y que ascienden hasta 61 vuelos para garantizar traslados seguros.
Max Kaiser aseveró que “el tema aquí es no llevar la discusión como si estuviéramos en el punto cero, que sería equivalente a decir ´tenemos dos terrenos, vamos a ver cuál de los dos es el mejor´, esa no es la discusión en este momento”.
Lo que tenemos, añadió, es que existe un proyecto en curso, contratos en ejecución, dinero ya invertido y obra ejecutada, y la decisión es: “Se continúa con eso o se hace algo diferente”.
Advirtió que se debe evitar caer en discusiones hipotéticas: “Es que hubiera sido mejor… es que se debió haber tomado en cuenta el impacto ambiental”, por lo cual en todas esas posturas hay que buscar a un responsable, pero no detener un proyecto de semejante magnitud. “El proyecto está en curso, los contratos se están ejecutando y el dinero ya se gastó”, refirió.
En todo caso el debate debe versar sobre cuál es la mejor alternativa en este momento, si se deben hacer cambios o se deben hacer revisiones, así como los costos que implica dejar parado el proyecto en la búsqueda de otro que quizás no es tan viable.