León, Gto.- Un ataúd color plata, miradas vacías, una familia devastada y un bonito recuerdo de su alegría. Así fue como familiares y amigos, despidieron a Lupita, la joven de 26 años que fue asesinada por su novio en la Sierra de Lobos el pasado 10 de marzo.

El martes por la tarde, sus padres recibieron una llamada de la Fiscalía General del Estado, informándoles que su hija, Guadalupe González Herrera, había sido encontrada sin vida. Luego de los trámites correspondientes, el cuerpo de Lupita regresó a su casa, por última vez.

Misa de cuerpo presente

Fue a las cinco de la tarde del miércoles, que la carroza llegó a la casa de la joven, en donde ya estaba todo listo para recibirla, inmediatamente se ofició una misa de cuerpo presente a la que acudieron algunos vecinos y familiares.

Pronto, la sala comedor de la casa, que fue acondicionada para velar a Lupita, se llenó de decenas de arreglos, ramos y coronas florales que sus conocidos y seres queridos le llevaron. Un arco con globos blancos, adornaba el fondo del espacio. También le regalaron muchas veladoras.

Al terminar la misa, dos coros religiosos entonaron alabanzas en su memoria y por la noche, la calle fue cerrada por sus vecinos, pues todos querían despedirse de Lupita, darle el último adiós.

La despiden con mariachi

Antes de la medianoche, un mariachi llegó para entonar las canciones favoritas de Guadalupe. Posteriormente, sus tías y vecinas rezaron un rosario por su eterno descanso.

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“La inseguridad está muy descontrolada, lo que ya queríamos era encontrar su cuerpo, para acabar con este martirio, lo demás, se lo dejamos a las autoridades y a Dios, ella ya descansa en paz”, expresó el abuelo de la joven, quien estaba sentado en la banqueta, frente a la casa de Lupita.

Quería construir su casa

Lupita trabajaba como empleada en una zapatería de los Outlets Mulza, pero después renunció y se dedicó al comercio al igual que sus padres, a vender verdura y ropa en los tianguis.

Ella era la tercera de cinco hermanos, eran tres mujeres y dos hombres. Su sueño, era construir una casa para sus hijos de 10 y 6 años de edad, quienes quedaron bajo la tutela de sus abuelos.

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“Era una persona muy alegre, siempre estaba contenta, era amable y trabajadora, era un ser de luz y eso se demostró, pues mucha gente se solidarizó y apoyo en su búsqueda y en cuanto llegó su cuerpo vinieron a despedirse, la vamos a extrañar”, Expresó Arely González, una de sus primas.

El dolor es el mismo

“Nada nos va a regresar a Lupita, el mismo dolor, coraje e impotencia y tristeza que sentimos ahora, es el mismo que sentimos cuando ella desapareció, no cambia nada el hecho de que hayan detenido al responsable”, dijo uno de sus familiares.

Lupita fue despedida por última vez. A las cuatro de la tarde, fue llevada a la Parroquia de San Francisco de Asís, ubicada frente a su casa, ahí le ofrecieron su misa y después, la llevaron al panteón Jardines del Tiempo en Delta, donde fue sepultada.