/ jueves 3 de agosto de 2023

Fuera de Agenda | La guerra por otros medios

En este sexenio dos rasgos han sido muy visibles en el ejercicio del mando del general Luis Crescencio Sandoval González como secretario de la Defensa Nacional. El primero ha sido colocar en la antesala meses antes de ascender a los generales de brigada que encabezarán la promoción superior para general de división. Hasta el sexenio pasado, esto no era común que se visibilizara fuera de los cuarteles. A julio de este año en el mapa castrense del país solo el general Enrique Covarrubias López, comandante de la doceava región militar con sede en Irapuato, con jurisdicción en Michoacán, Querétaro y Guanajuato, es el único anunciado. El segundo rasgo ha sido relegar a oficiales de alta graduación cuyo perfil reúne los suficientes méritos profesionales para encabezar encomiendas de importancia, pero que por razones de celos y envidias han sido apartados para poner en su lugar a allegados sin experiencia operativa y escaso conocimiento de los territorios a los que llegan.

Éste ha sido un factor –entre otros que pertenecen más a la esfera política— a tomar también en cuenta detrás del incremento de la inseguridad en el país. Se sabe desde hace tiempo que existe descontento al interior de las fuerzas armadas por la política presidencial frente al crimen organizado. Hoy día a esto se suma que en el medio militar también se cuestiona el perfil profesional en quienes el general secretario ha depositado las principales encomiendas militares. El caso del divisionario Ricardo Fores González como comandante de la novena región militar en Guerrero, es uno de los más ilustrativos por la anarquía que se vivió hace unas semanas en la capital del estado con la exhibición del músculo social del crimen organizado.

Visos de corrupción en mandos operativos de unidades desplegadas en el estado, son algunos factores que fuentes militares señalan detrás del crecimiento de grupos criminales como los Tlacos y la Familia Michoacana, quienes tienen sometidos a funcionarios y policías locales.

En otro tiempo se podía señalar a un comandante militar la falta de adiestramiento de sus tropas y las fallas en información de inteligencia como factores para medir su desempeño. Ahora a la corrupción en algunos cuarteles del país, se suma la estrategia criminal del uso de la desinformación que ha permitido a las bandas de la delincuencia organizada tomarle la medida a los soldados por otros medios como en Michoacán.

Un documento militar fechado en 2020 sobre lo que ocurría en Tepalcatepec advertía: “Grupos de autodefensa colaboran en los patrullajes de las Fuerzas Armadas para contener el ingreso del CJNG (Cartel de Jalisco Nueva Generación) y la identificación de células criminales que operan en la región de Tierra Caliente, lo cual deriva en detenciones ilegales, señalamientos de ejecuciones y abusos de autoridad, así mismo el CJNG efectúa acciones mediáticas a través de pobladores de la región, quienes denuncian violaciones graves a los derechos humanos para polarizar opiniones y promover la salida de las Fuerzas Armadas”.

A los coches bomba y minas terrestres el sexenio de la “transformación” le suma la falta de pericia de quienes representan el último recurso del Estado para garantizar el orden interno.

@velediaz424

En este sexenio dos rasgos han sido muy visibles en el ejercicio del mando del general Luis Crescencio Sandoval González como secretario de la Defensa Nacional. El primero ha sido colocar en la antesala meses antes de ascender a los generales de brigada que encabezarán la promoción superior para general de división. Hasta el sexenio pasado, esto no era común que se visibilizara fuera de los cuarteles. A julio de este año en el mapa castrense del país solo el general Enrique Covarrubias López, comandante de la doceava región militar con sede en Irapuato, con jurisdicción en Michoacán, Querétaro y Guanajuato, es el único anunciado. El segundo rasgo ha sido relegar a oficiales de alta graduación cuyo perfil reúne los suficientes méritos profesionales para encabezar encomiendas de importancia, pero que por razones de celos y envidias han sido apartados para poner en su lugar a allegados sin experiencia operativa y escaso conocimiento de los territorios a los que llegan.

Éste ha sido un factor –entre otros que pertenecen más a la esfera política— a tomar también en cuenta detrás del incremento de la inseguridad en el país. Se sabe desde hace tiempo que existe descontento al interior de las fuerzas armadas por la política presidencial frente al crimen organizado. Hoy día a esto se suma que en el medio militar también se cuestiona el perfil profesional en quienes el general secretario ha depositado las principales encomiendas militares. El caso del divisionario Ricardo Fores González como comandante de la novena región militar en Guerrero, es uno de los más ilustrativos por la anarquía que se vivió hace unas semanas en la capital del estado con la exhibición del músculo social del crimen organizado.

Visos de corrupción en mandos operativos de unidades desplegadas en el estado, son algunos factores que fuentes militares señalan detrás del crecimiento de grupos criminales como los Tlacos y la Familia Michoacana, quienes tienen sometidos a funcionarios y policías locales.

En otro tiempo se podía señalar a un comandante militar la falta de adiestramiento de sus tropas y las fallas en información de inteligencia como factores para medir su desempeño. Ahora a la corrupción en algunos cuarteles del país, se suma la estrategia criminal del uso de la desinformación que ha permitido a las bandas de la delincuencia organizada tomarle la medida a los soldados por otros medios como en Michoacán.

Un documento militar fechado en 2020 sobre lo que ocurría en Tepalcatepec advertía: “Grupos de autodefensa colaboran en los patrullajes de las Fuerzas Armadas para contener el ingreso del CJNG (Cartel de Jalisco Nueva Generación) y la identificación de células criminales que operan en la región de Tierra Caliente, lo cual deriva en detenciones ilegales, señalamientos de ejecuciones y abusos de autoridad, así mismo el CJNG efectúa acciones mediáticas a través de pobladores de la región, quienes denuncian violaciones graves a los derechos humanos para polarizar opiniones y promover la salida de las Fuerzas Armadas”.

A los coches bomba y minas terrestres el sexenio de la “transformación” le suma la falta de pericia de quienes representan el último recurso del Estado para garantizar el orden interno.

@velediaz424