En torneos anteriores, la semana del León ante Chivas se vivía de manera diferente, con mucha mayor intensidad.
Pero hoy a cambio hay cero declaraciones que prendan la mecha, que enciendan un duelo que tristemente sólo pasará a la estadística.
Al menos en la “cueva” de La Fiera se respira un ambiente de inconformidad, de frustración, jugar por nada a los esmeraldas les significa estar muertos en vida.
Si acaso se escucha la música que proviene del gimnasio de Casa Club. Ahora los saludos de buenos días son más discretos, sin sonrisas, sin la broma que “El Chapo” Montes lleva a todos lados, sin la picardía de Yairo o el estilo que tiene Pedro Aquino.
Pocos son los que intercambian opiniones, Cota con William, Mejía con su “paisa” Tesillo y un solitario Mauro Boselli que camina con tachones en mano. Hasta la charla de Nacho Ambriz fue corta, ni 20 segundos, sólo un pasillo por mero compromiso con el cumpleañero Juan Calero.
Por separado estuvo Maxi Cerato, al parecer el torneo ya terminó para el argentino.
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