/ sábado 13 de julio de 2019

Llueve pan en Acámbaro

Niños y niñas, madres, padres e hijos, y las familias salieron de sus casas a recibir hogazas de pan en agradecimiento a su Santa Patrona la Virgen del Refugio

Un cielo nublado cubrió el pueblo de Acámbaro en una tarde de jueves en que llovió, pero eso no importó a los acambarenses, pues se reunieron, como cada año, en ambos lados de las aceras de las calles principales para disfrutar y compartir a los demás su tradición, la de unirse para recibir y lanzarse sobre las acambaritas en la Lluvia de la panificación 2019. Este año se lanzaron 220 mil piezas de pan.

La gente se amotinó sobre las vías del tren y entre los vagones, en las calles principales, a todos en sus rostros se les esbozaron sonrisas, caras de alegría al saber que va a llover pan. Y este 11 de julio llovió, pero la lluvia cesó antes del desfile de las panificadoras, antes de que las 10 panaderías que conforman la Unión de Panaderos de Acámbaro y Unión de Productores de Pan Grande de Acámbaro lanzaran las piezas de pan.

Niños y niñas, madres, padres e hijos, y las familias salieron de sus casas a recibir hogazas de pan en agradecimiento a su Santa Patrona la Virgen del Refugio que sobre un altar hecho para su beata figura encabezó la peregrinación mientras sonaban las campanadas del templo de Acámbaro.

Según palabras del Presidente Municipal de Acámbaro, Alejandro Tirado, más de 20 mil personas visitaron el municipio para la Lluvia de la panificación

Cada año los panaderos ofrecen su creación, obsequian su trabajo y su sudor y sus manos en la masa cuando moldean el pan y se llenan las palmas de harina, todo, con tal de ver a miles sonreír y escuchar a los acambarenses “¡Viva la Virgen del refugio!”.

Las señoras alzaron sus rebozos, los niños corrieron con ilusión para seguir a las camionetas de las panificadoras, para brincar y alzar sus manos al cielo e ir en busca de tan apreciado alimento.

La secretaria de Turismo del Estado de Guanajuato que se unió a la festividad lanzando panes resaltó “este es uno de los eventos que nos hace únicos, lo que es único de Guanajuato. Un evento muy familiar que hay que preservar”.

Con añoro los acambarenses, los que se han ido lejos y han dejado su tierra vuelven a su hogar en Acámbaro, para volver a ver a aquellos a quien tanto extrañan y juntos poder gozar de la fiesta.

Los turistas, los que llegan de las ciudades más grandes de Guanajuato como León, Irapuato, Celaya y Salamanca, descubren que en Acámbaro hay algo que lo distingue, en su olor, su olor a las distintas panaderías que se reúnen en el atrio de la parroquia para comerciar lo mejor de sus hornos y sus panderos.

Un cielo nublado cubrió el pueblo de Acámbaro en una tarde de jueves en que llovió, pero eso no importó a los acambarenses, pues se reunieron, como cada año, en ambos lados de las aceras de las calles principales para disfrutar y compartir a los demás su tradición, la de unirse para recibir y lanzarse sobre las acambaritas en la Lluvia de la panificación 2019. Este año se lanzaron 220 mil piezas de pan.

La gente se amotinó sobre las vías del tren y entre los vagones, en las calles principales, a todos en sus rostros se les esbozaron sonrisas, caras de alegría al saber que va a llover pan. Y este 11 de julio llovió, pero la lluvia cesó antes del desfile de las panificadoras, antes de que las 10 panaderías que conforman la Unión de Panaderos de Acámbaro y Unión de Productores de Pan Grande de Acámbaro lanzaran las piezas de pan.

Niños y niñas, madres, padres e hijos, y las familias salieron de sus casas a recibir hogazas de pan en agradecimiento a su Santa Patrona la Virgen del Refugio que sobre un altar hecho para su beata figura encabezó la peregrinación mientras sonaban las campanadas del templo de Acámbaro.

Según palabras del Presidente Municipal de Acámbaro, Alejandro Tirado, más de 20 mil personas visitaron el municipio para la Lluvia de la panificación

Cada año los panaderos ofrecen su creación, obsequian su trabajo y su sudor y sus manos en la masa cuando moldean el pan y se llenan las palmas de harina, todo, con tal de ver a miles sonreír y escuchar a los acambarenses “¡Viva la Virgen del refugio!”.

Las señoras alzaron sus rebozos, los niños corrieron con ilusión para seguir a las camionetas de las panificadoras, para brincar y alzar sus manos al cielo e ir en busca de tan apreciado alimento.

La secretaria de Turismo del Estado de Guanajuato que se unió a la festividad lanzando panes resaltó “este es uno de los eventos que nos hace únicos, lo que es único de Guanajuato. Un evento muy familiar que hay que preservar”.

Con añoro los acambarenses, los que se han ido lejos y han dejado su tierra vuelven a su hogar en Acámbaro, para volver a ver a aquellos a quien tanto extrañan y juntos poder gozar de la fiesta.

Los turistas, los que llegan de las ciudades más grandes de Guanajuato como León, Irapuato, Celaya y Salamanca, descubren que en Acámbaro hay algo que lo distingue, en su olor, su olor a las distintas panaderías que se reúnen en el atrio de la parroquia para comerciar lo mejor de sus hornos y sus panderos.

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