/ miércoles 6 de octubre de 2021

Diálogo y dogma

Ante las cuestiones. ¿Cuál es el mejor recurso didáctico? ¿Qué rasgo nos ha de distinguir como especie? Sin lugar a dudas la respuesta es el diálogo, recurso esencial en toda actividad humana ya que su omisión es condición para inhibir no sólo el entendimiento y convivencia, sino lo que resulta sustantivo, inhibe el desarrollo humano. En el campo de la Educación, al diálogo se le considera insustituible en el proceso indagatorio del conocimiento, así como en el crecimiento psicoafectivo en el encuentro dialéctico de la relación maestro/alumno. Es sin lugar a dudas, una de las carencias más sensibles de la virtualidad, toda vez que la relación entre el hombre y el mundo es objetal y de intercambio entre sujetos y realidades diversas.

Es importante precisar que nuestros procesos de desarrollo humano, no son innatos, requieren de condiciones familiares, escolares y sociales que estimulen su expansión en calidad de manifestación. Nuestro desarrollo individual, es único, personal, aun considerando que nuestra crianza y contexto fueron semejantes, como ocurrió en la relación fraterna: mismo techo, mismos padres, mismo ambiente, sin embargo, es preciso argumentar que nuestro psiquismo y afectividad, no se regulan por leyes, sino por principios e interpretaciones de la realidad física.

El carácter experiencial y subjetivo de nuestro desarrollo, explica la relevancia del diálogo, como recurso distintivo de la vida social, más aún si consideramos al diálogo como el vehículo socializante por excelencia. La investigación científica, revela importantes contribuciones del aporte de la relación dialógica temprana en la diada madre-hijo como elemento generador de salud mental.

Si bien es cierto que la educación virtual llegó para quedarse, resultaría catastrófico para la humanidad entera, consagrar la formación de la niñez y juventud al uso preponderante de las Tics, menospreciando el diálogo humano, considerándolo adjetivo al proceso educativo.

El Educador tiene como una función singular, estimular el pensamiento crítico y creativo en sus estudiantes, acompañando a cada uno de ellos en su desarrollo afectivo, funciones que definen en su práctica pedagógica el empleo del diálogo como recurso metodológico. El Educador dogmático, no tiene acceso a una relación dialógica, ya que el dogma aniquila y niega al sujeto.

La Educación, como ciencia social, no puede menospreciar el diálogo como recurso didáctico superior, asumir una postura absolutista del conocimiento, es practicar el dogma, verdades absolutas que la ciencia no reconoce, por el contrario, la ciencia se distingue por su apertura, universalidad y, en consecuencia, por saberes inacabados.

Titular de la Oficina de Enlace de la Secretaría de Educación Pública en el Estado de Gto.

fcozavalaramirez@gmail.com

Ante las cuestiones. ¿Cuál es el mejor recurso didáctico? ¿Qué rasgo nos ha de distinguir como especie? Sin lugar a dudas la respuesta es el diálogo, recurso esencial en toda actividad humana ya que su omisión es condición para inhibir no sólo el entendimiento y convivencia, sino lo que resulta sustantivo, inhibe el desarrollo humano. En el campo de la Educación, al diálogo se le considera insustituible en el proceso indagatorio del conocimiento, así como en el crecimiento psicoafectivo en el encuentro dialéctico de la relación maestro/alumno. Es sin lugar a dudas, una de las carencias más sensibles de la virtualidad, toda vez que la relación entre el hombre y el mundo es objetal y de intercambio entre sujetos y realidades diversas.

Es importante precisar que nuestros procesos de desarrollo humano, no son innatos, requieren de condiciones familiares, escolares y sociales que estimulen su expansión en calidad de manifestación. Nuestro desarrollo individual, es único, personal, aun considerando que nuestra crianza y contexto fueron semejantes, como ocurrió en la relación fraterna: mismo techo, mismos padres, mismo ambiente, sin embargo, es preciso argumentar que nuestro psiquismo y afectividad, no se regulan por leyes, sino por principios e interpretaciones de la realidad física.

El carácter experiencial y subjetivo de nuestro desarrollo, explica la relevancia del diálogo, como recurso distintivo de la vida social, más aún si consideramos al diálogo como el vehículo socializante por excelencia. La investigación científica, revela importantes contribuciones del aporte de la relación dialógica temprana en la diada madre-hijo como elemento generador de salud mental.

Si bien es cierto que la educación virtual llegó para quedarse, resultaría catastrófico para la humanidad entera, consagrar la formación de la niñez y juventud al uso preponderante de las Tics, menospreciando el diálogo humano, considerándolo adjetivo al proceso educativo.

El Educador tiene como una función singular, estimular el pensamiento crítico y creativo en sus estudiantes, acompañando a cada uno de ellos en su desarrollo afectivo, funciones que definen en su práctica pedagógica el empleo del diálogo como recurso metodológico. El Educador dogmático, no tiene acceso a una relación dialógica, ya que el dogma aniquila y niega al sujeto.

La Educación, como ciencia social, no puede menospreciar el diálogo como recurso didáctico superior, asumir una postura absolutista del conocimiento, es practicar el dogma, verdades absolutas que la ciencia no reconoce, por el contrario, la ciencia se distingue por su apertura, universalidad y, en consecuencia, por saberes inacabados.

Titular de la Oficina de Enlace de la Secretaría de Educación Pública en el Estado de Gto.

fcozavalaramirez@gmail.com