/ viernes 12 de abril de 2024

Familia y escuela ¿antagónicos?

El vínculo entre los sistemas Familia y escuela es la clave de la formación integral de nuestros estudiantes mexicanos.

Pareciera en un acercamiento inicial que la función del educador es la de facilitar el aprendizaje creando las condiciones didácticas y metodológicas para que el educando se apropie de logros académicos, acepción inobjetable, empero no limitativa si concebimos la tarea docente en una dimensión más amplia vinculada a procesos formativos de la personalidad infantil y juvenil.

La tesis señalada resulta propicia para el debate conceptual, pedagógico. Con particular atención escuchamos afirmaciones tales como que la escuela no forma, que es la familia a quien le corresponde esta importante función. Desde mi particular reflexión, no comparto tal planteamiento al cual considero parcialmente válido, aceptar la noción de que la familia forma y la escuela enseña, resulta muy cuestionable. Reconozco la influencia formativa de la familia, de los padres del menor, agregando para enfatizar su trascendente función la importancia por ofrecer espacios de formación orientadas a enriquecer las tareas maternales y paternales, hoy poco intervenidas. Destaco en este sentido la política educativa fortalecida por la administración pública federal para ampliar la atención y cobertura pública de los Centros de Desarrollo Infantil, erróneamente conocidos como guarderías. Lo anterior, significa conceder la mayor relevancia a la función formativa de la familia, sin embargo ello no excluye a la escuela de tareas con la misma finalidad, no entendida la escuela como un sustituto de la familia, sí en cambio plantear la unidad indisoluble entre la familia y escuela como núcleos de formación complementarios, integrados a un mismo propósito y no como ha venido ocurriendo, concebidas como espacios diferenciados: uno el que forma y el otro como el que enseña saberes disciplinares.

Preservar una dicotomía familia/escuela con funciones aparentemente diferentes no fortalece el proceso educativo, lo debilita. En ésta apreciación conceptual, considero de particular interés reorientar el antagonismo discursivo para construir una vinculación íntima entre éstas dos instituciones, lo cual permita diseñar políticas públicas que privilegien el valor pedagógico de la Educación temprana a cargo de la familia, así como el aprecio, apoyo y reconocimiento a la función social del educador, altamente contribuyente tanto en logro académico como en procesos formativos que trascienden en la vida cognitiva y afectiva del educando.

Si la función del educador fuera sólo la de enseñar contenidos de aprendizaje, su labor resultaría menos compleja, en consecuencia, las escuelas formadoras de maestros se ocuparían de manera específica a cuestiones de carácter didáctico, de técnicas de enseñanza. Aun cuando pareciera que éste propósito es ajeno o bien no aceptable a la luz de la complejidad del fenómeno educativo, es oportuno identificar que los planes y programas de estudio de las instituciones formadoras de docentes, tuvieron ésta caracterización curricular: formar profesionales de la enseñanza.

La SEP por conducto de su titular, la Maestra Leticia Ramírez Acuña, promueve transformaciones en el diseño curricular de Educación básica, así como en las escuelas formadoras de maestros, definiendo propósitos que se venían omitiendo, entre ellos destaco:

· Reconocer la función social del maestro, su labor contributiva a procesos formativos vinculados al ejercicio de una ciudadanía y conciencia comunitaria.

· Incidir en procesos educativos que cultiven la estructura afectiva y emocional del educando.

· Fortalecer la vinculación entre la familia, la escuela y la comunidad, enfatizando la función de la Educación como proceso socializante, generadora de una conciencia comunitaria y no individualista.

Hemos de seguir consolidando, pues, entre los sistemas vinculados al desarrollo infantil, una conexión social y emocional fuerte que penetre hondo en el desarrollo psicosocial de nuestros hoy estudiantes y mañana hacedores de grandeza.

Comparto mi correo para continuar orientando a los interesados en temas relacionados a la salud emocional zavalafranciscoramirez@gmail.com

Francisco Javier Zavala Ramírez

El vínculo entre los sistemas Familia y escuela es la clave de la formación integral de nuestros estudiantes mexicanos.

Pareciera en un acercamiento inicial que la función del educador es la de facilitar el aprendizaje creando las condiciones didácticas y metodológicas para que el educando se apropie de logros académicos, acepción inobjetable, empero no limitativa si concebimos la tarea docente en una dimensión más amplia vinculada a procesos formativos de la personalidad infantil y juvenil.

La tesis señalada resulta propicia para el debate conceptual, pedagógico. Con particular atención escuchamos afirmaciones tales como que la escuela no forma, que es la familia a quien le corresponde esta importante función. Desde mi particular reflexión, no comparto tal planteamiento al cual considero parcialmente válido, aceptar la noción de que la familia forma y la escuela enseña, resulta muy cuestionable. Reconozco la influencia formativa de la familia, de los padres del menor, agregando para enfatizar su trascendente función la importancia por ofrecer espacios de formación orientadas a enriquecer las tareas maternales y paternales, hoy poco intervenidas. Destaco en este sentido la política educativa fortalecida por la administración pública federal para ampliar la atención y cobertura pública de los Centros de Desarrollo Infantil, erróneamente conocidos como guarderías. Lo anterior, significa conceder la mayor relevancia a la función formativa de la familia, sin embargo ello no excluye a la escuela de tareas con la misma finalidad, no entendida la escuela como un sustituto de la familia, sí en cambio plantear la unidad indisoluble entre la familia y escuela como núcleos de formación complementarios, integrados a un mismo propósito y no como ha venido ocurriendo, concebidas como espacios diferenciados: uno el que forma y el otro como el que enseña saberes disciplinares.

Preservar una dicotomía familia/escuela con funciones aparentemente diferentes no fortalece el proceso educativo, lo debilita. En ésta apreciación conceptual, considero de particular interés reorientar el antagonismo discursivo para construir una vinculación íntima entre éstas dos instituciones, lo cual permita diseñar políticas públicas que privilegien el valor pedagógico de la Educación temprana a cargo de la familia, así como el aprecio, apoyo y reconocimiento a la función social del educador, altamente contribuyente tanto en logro académico como en procesos formativos que trascienden en la vida cognitiva y afectiva del educando.

Si la función del educador fuera sólo la de enseñar contenidos de aprendizaje, su labor resultaría menos compleja, en consecuencia, las escuelas formadoras de maestros se ocuparían de manera específica a cuestiones de carácter didáctico, de técnicas de enseñanza. Aun cuando pareciera que éste propósito es ajeno o bien no aceptable a la luz de la complejidad del fenómeno educativo, es oportuno identificar que los planes y programas de estudio de las instituciones formadoras de docentes, tuvieron ésta caracterización curricular: formar profesionales de la enseñanza.

La SEP por conducto de su titular, la Maestra Leticia Ramírez Acuña, promueve transformaciones en el diseño curricular de Educación básica, así como en las escuelas formadoras de maestros, definiendo propósitos que se venían omitiendo, entre ellos destaco:

· Reconocer la función social del maestro, su labor contributiva a procesos formativos vinculados al ejercicio de una ciudadanía y conciencia comunitaria.

· Incidir en procesos educativos que cultiven la estructura afectiva y emocional del educando.

· Fortalecer la vinculación entre la familia, la escuela y la comunidad, enfatizando la función de la Educación como proceso socializante, generadora de una conciencia comunitaria y no individualista.

Hemos de seguir consolidando, pues, entre los sistemas vinculados al desarrollo infantil, una conexión social y emocional fuerte que penetre hondo en el desarrollo psicosocial de nuestros hoy estudiantes y mañana hacedores de grandeza.

Comparto mi correo para continuar orientando a los interesados en temas relacionados a la salud emocional zavalafranciscoramirez@gmail.com

Francisco Javier Zavala Ramírez