/ domingo 12 de noviembre de 2023

La autocrítica, recurso para el crecimiento


Es sólo mediante la introspección que el individuo puede generar cambios significativos en Él y en su entorno.

Un proceso para incentivar en la Educación formal como informal es aprender a autoevaluarnos, a mirar hacia el interior de nosotros mismos, cuyo propósito sea el identificar cualidades, valores que fortalecen nuestro crecimiento y desarrollo individual, así como reconocer áreas de nuestra personalidad que necesitamos atender para su cultivo. La introspección, es un mecanismo complejo, superior en las funciones del yo, no de fácil ejercicio, por diversos factores que lo dificultan. El psicoanálisis desarrolla ampliamente la dinámica de los mecanismos de defensa, función psíquica a cargo del yo, siendo su expansión la que determina los mecanismos de defensa a emplear, argumento que explica que la introspección es un recurso complejo y superior por el nivel de desarrollo que exige de nuestra estructura Yoica.

En el funcionamiento individual, la introspección se observa alejado de nuestra conciencia y de difícil acceso, siendo nuestro propio Yo quien limita o posibilita su operación.

En la vida familiar, escolar, laboral, social, en oposición a la introspección, el mecanismo que más usamos es la proyección, el cual usamos con frecuencia porque nos brinda seguridad, nos protege, aún con el costo que limita o inhibe nuestro crecimiento personal.

La sabiduría popular, identifica el tema en cuestión a través de la riqueza en refranes que ilustran los mecanismos de nuestra conducta. En el objeto de estudio que nos ocupa, aplica puntualmente el refrán: “ver la paja en el ojo ajeno“, lo cual hace referencia a juzgar, observar la conducta de los demás como responsables de un hecho o evento, pasando por alto nuestra contribución a la manifestación del mismo.

Citemos algunos ejemplos: en el seno familiar, los padres juzgamos al hijo con severidad cuando observamos conductas adictivas en él, pasando por alto que la conducta adictiva es favorecida por la dinámica familiar y de pareja.

En la escuela, cito como ejemplo el fenómeno de la reprobación y abandono escolar, juzgando las limitaciones o rezago académico de los estudiantes como factores responsables, dejando de reconocer que dichos fenómenos son poli causales y que en un contexto amplio de análisis habría que considerar las condiciones organizativas del centro escolar, así como la práctica docente, entre otras variables que desencadenan su manifestación.

En el contexto social, observamos eventos tales como la conducta violenta o antisocial, afirmando que los sujetos violentos son disfuncionales o anormales para la vida comunitaria, pasando desapercibido que la violencia es favorecida por las condiciones de crianza familiar y por la dinámica de la estructura cultural y política del entorno comunitario.

En el ámbito de la gobernanza, se argumenta que los problemas de seguridad y convivencia son responsabilidad del gobierno local o municipal, éste lo atribuye al gobierno estatal, para que finalmente se concluya categóricamente que es responsabilidad del gobierno federal el ente responsable de dicho fenómeno, omitiendo en el estudio elementos de carácter sociológico o económico entre otros, que participan y lo favorecen.

Sirvan los ejemplos citados para ilustrar cómo el ser humano acostumbra a culpar a los otros como justificante por excelencia para evaluar el comportamiento y los fenómenos histórico-sociales, haciendo un pobre o nulo manejo de la autocrítica, lo cual nos permitiría un análisis más amplio de la vida social, así como asumir un cabal compromiso personal para el cambio y la transformación de nuestro mundo humano.

De lo anterior, podemos observar que la Educación merece una serena reflexión, con el propósito de reorientar sus métodos y fines, estableciendo como postulado a revisar que estamos educando en el marco de una sociedad hedonista, que privilegia el mínimo de esfuerzo para conseguir lo que anhelamos, favoreciendo con ello rasgos de conducta tales como la intolerancia a la frustración, el narcisismo primario como pautas de conducta deseables en un contexto de una sociedad de consumo.

Fortalecer la formación del Yo en la personalidad infantil ha de ser una aspiración superior de la familia y del sistema educativo nacional, estructura que al crecer permitirá con mayor pronóstico una sociedad humana, perpetuar una Educación que no contribuye a la formación del carácter, será condición para una vida social cuya cultura sea la destrucción y muerte.

La formación del carácter, contempla el empleo del recurso didáctico de la auto observación, de la introspección lo cual posibilite asumir una conciencia individual y social en favor del bienestar y progreso humano.

Culpar, juzgar al otro sin mirar hacia sí mismo, resta funcionalidad a nuestra convivencia, no suma.

Comparto mi correo para continuar orientando a los interesados en temas relacionados a la salud emocional zavalafranciscoramirez@gmail.com




Es sólo mediante la introspección que el individuo puede generar cambios significativos en Él y en su entorno.

Un proceso para incentivar en la Educación formal como informal es aprender a autoevaluarnos, a mirar hacia el interior de nosotros mismos, cuyo propósito sea el identificar cualidades, valores que fortalecen nuestro crecimiento y desarrollo individual, así como reconocer áreas de nuestra personalidad que necesitamos atender para su cultivo. La introspección, es un mecanismo complejo, superior en las funciones del yo, no de fácil ejercicio, por diversos factores que lo dificultan. El psicoanálisis desarrolla ampliamente la dinámica de los mecanismos de defensa, función psíquica a cargo del yo, siendo su expansión la que determina los mecanismos de defensa a emplear, argumento que explica que la introspección es un recurso complejo y superior por el nivel de desarrollo que exige de nuestra estructura Yoica.

En el funcionamiento individual, la introspección se observa alejado de nuestra conciencia y de difícil acceso, siendo nuestro propio Yo quien limita o posibilita su operación.

En la vida familiar, escolar, laboral, social, en oposición a la introspección, el mecanismo que más usamos es la proyección, el cual usamos con frecuencia porque nos brinda seguridad, nos protege, aún con el costo que limita o inhibe nuestro crecimiento personal.

La sabiduría popular, identifica el tema en cuestión a través de la riqueza en refranes que ilustran los mecanismos de nuestra conducta. En el objeto de estudio que nos ocupa, aplica puntualmente el refrán: “ver la paja en el ojo ajeno“, lo cual hace referencia a juzgar, observar la conducta de los demás como responsables de un hecho o evento, pasando por alto nuestra contribución a la manifestación del mismo.

Citemos algunos ejemplos: en el seno familiar, los padres juzgamos al hijo con severidad cuando observamos conductas adictivas en él, pasando por alto que la conducta adictiva es favorecida por la dinámica familiar y de pareja.

En la escuela, cito como ejemplo el fenómeno de la reprobación y abandono escolar, juzgando las limitaciones o rezago académico de los estudiantes como factores responsables, dejando de reconocer que dichos fenómenos son poli causales y que en un contexto amplio de análisis habría que considerar las condiciones organizativas del centro escolar, así como la práctica docente, entre otras variables que desencadenan su manifestación.

En el contexto social, observamos eventos tales como la conducta violenta o antisocial, afirmando que los sujetos violentos son disfuncionales o anormales para la vida comunitaria, pasando desapercibido que la violencia es favorecida por las condiciones de crianza familiar y por la dinámica de la estructura cultural y política del entorno comunitario.

En el ámbito de la gobernanza, se argumenta que los problemas de seguridad y convivencia son responsabilidad del gobierno local o municipal, éste lo atribuye al gobierno estatal, para que finalmente se concluya categóricamente que es responsabilidad del gobierno federal el ente responsable de dicho fenómeno, omitiendo en el estudio elementos de carácter sociológico o económico entre otros, que participan y lo favorecen.

Sirvan los ejemplos citados para ilustrar cómo el ser humano acostumbra a culpar a los otros como justificante por excelencia para evaluar el comportamiento y los fenómenos histórico-sociales, haciendo un pobre o nulo manejo de la autocrítica, lo cual nos permitiría un análisis más amplio de la vida social, así como asumir un cabal compromiso personal para el cambio y la transformación de nuestro mundo humano.

De lo anterior, podemos observar que la Educación merece una serena reflexión, con el propósito de reorientar sus métodos y fines, estableciendo como postulado a revisar que estamos educando en el marco de una sociedad hedonista, que privilegia el mínimo de esfuerzo para conseguir lo que anhelamos, favoreciendo con ello rasgos de conducta tales como la intolerancia a la frustración, el narcisismo primario como pautas de conducta deseables en un contexto de una sociedad de consumo.

Fortalecer la formación del Yo en la personalidad infantil ha de ser una aspiración superior de la familia y del sistema educativo nacional, estructura que al crecer permitirá con mayor pronóstico una sociedad humana, perpetuar una Educación que no contribuye a la formación del carácter, será condición para una vida social cuya cultura sea la destrucción y muerte.

La formación del carácter, contempla el empleo del recurso didáctico de la auto observación, de la introspección lo cual posibilite asumir una conciencia individual y social en favor del bienestar y progreso humano.

Culpar, juzgar al otro sin mirar hacia sí mismo, resta funcionalidad a nuestra convivencia, no suma.

Comparto mi correo para continuar orientando a los interesados en temas relacionados a la salud emocional zavalafranciscoramirez@gmail.com