/ domingo 28 de abril de 2024

Hay de amnistías a amnistías; ¿los migrantes tendrán por fin paz?

Ahora que la palabra amnistía está de moda en México, me hizo recordar un momentohistórico en cuanto a la migración se refiere. Hace treinta y ocho años, la palabra que dioesperanza a los millones de indocumentados que radicaban en Estados Unidos fue,precisamente, amnistía. El 6 de noviembre de 1986 el presidente de los Estados Unidos,Ronald Reagan, firmó la Ley de Control y Reforma de la Inmigración (IRCA), con la cual selegalizó a cerca de tres millones de inmigrantes.

Cuando por fin se consolidó la últimaReforma Migratoria, Ronald Reagan la calificó como una de las “iniciativas más difíciles dela memoria reciente”, y comentó que sería una ley de la que “las generaciones futurasestarían agradecidas”. Si bien Reagan no se equivocó y su iniciativa legalizó a millones depersonas, no fue suficiente para establecer un sistema integral que facilitara la regulaciónde más migrantes que en la actualidad siguen llegando por miles para cubrir lasnecesidades laborales de Estados Unidos.

Desde entonces, se han impulsado propuestas similares de democrátas y republicanos,tratando de poner sobre la mesa una posible Reforma Migratoria. (Una de las propuestasde los republicanos la llamaron Dignidad, por ejemplo.) No obstante, estas iniciativas nohan terminado de madurar en el Congreso, situación que tiene muy preocupados a losmigrantes. En este sentido, Pew Research Center realizó una encuesta en la que encontróque 4 de cada 10 latinos temen que ellos, un familiar o algún amigo pueda ser deportado.Así mismo, es de llamar la atención que, en el Censo 2020 de Estados Unidos, no secuantificó al 5% de la comunidad latina. ¿Cuál fue la razón? Algunos líderes migrantesaseguran que fue “por miedo”. Me explico: para poder participar en el Censo, primero lespreguntaron ¿eres ciudadano o no? Muchos prefirieron no contestar ante el temor de seridentificados y expulsados del país. Hoy, las palabras amnistía y dignidad deben de resonaren las discusiones entre demócratas y republicanos para empujar juntos una Ley que paguecon intereses incluidos la deuda que tienen en la Unión Americana con los migrantes.

Sabemos de sobra que las últimas gestiones del demócrata Joe Biden y del republicanoDonald Trump no han sido precisamente las mejores para la causa migrante. Bueno, ni elentonces presidente Barak Obama con la empatía que presumía hacia las minorías, saldóesa enorme deuda que se tiene con los migrantes y que se va acumulando año con año.Más allá de su discurso compasivo, Obama promovió una política opuesta a través deprogramas como Comunidades Seguras, el incremento presupuestal a la seguridadfronteriza, la tolerancia de leyes estatales antinmigrantes, y ni qué decir del número dedeportados. (Obama deportó a casi 3 millones de personas, siendo el presidente queexpulsó a más migrantes en la historia y por lo que lo llaman Deporter in Chief.)

Para que una iniciativa pueda cruzar las fronteras parlamentarias y convertirse en Ley, hacefalta voluntad política. Demócratas y republicanos tienen en sus manos la oportunidad (yobligación) de crear juntos ese camino que no sólo les dé dignidad a quienes siguen en laclandestinidad, sino que les brinde el lugar que se han ganado con sacrificio y, en muchoscasos, a costa de su propia vida. ¿Biden o Trump, en su segunda oprtunidad, darán vida ala amnistía y dignidad que tanto añoran los migrantes? Ya lo veremos…

Dr. Juan Hernández

Analista de temas de migración

  • Facebook: @Juan Hernandez
  • Twitter: @JuanHernandezS
  • Instagram: dr.juanhernandez

Ahora que la palabra amnistía está de moda en México, me hizo recordar un momentohistórico en cuanto a la migración se refiere. Hace treinta y ocho años, la palabra que dioesperanza a los millones de indocumentados que radicaban en Estados Unidos fue,precisamente, amnistía. El 6 de noviembre de 1986 el presidente de los Estados Unidos,Ronald Reagan, firmó la Ley de Control y Reforma de la Inmigración (IRCA), con la cual selegalizó a cerca de tres millones de inmigrantes.

Cuando por fin se consolidó la últimaReforma Migratoria, Ronald Reagan la calificó como una de las “iniciativas más difíciles dela memoria reciente”, y comentó que sería una ley de la que “las generaciones futurasestarían agradecidas”. Si bien Reagan no se equivocó y su iniciativa legalizó a millones depersonas, no fue suficiente para establecer un sistema integral que facilitara la regulaciónde más migrantes que en la actualidad siguen llegando por miles para cubrir lasnecesidades laborales de Estados Unidos.

Desde entonces, se han impulsado propuestas similares de democrátas y republicanos,tratando de poner sobre la mesa una posible Reforma Migratoria. (Una de las propuestasde los republicanos la llamaron Dignidad, por ejemplo.) No obstante, estas iniciativas nohan terminado de madurar en el Congreso, situación que tiene muy preocupados a losmigrantes. En este sentido, Pew Research Center realizó una encuesta en la que encontróque 4 de cada 10 latinos temen que ellos, un familiar o algún amigo pueda ser deportado.Así mismo, es de llamar la atención que, en el Censo 2020 de Estados Unidos, no secuantificó al 5% de la comunidad latina. ¿Cuál fue la razón? Algunos líderes migrantesaseguran que fue “por miedo”. Me explico: para poder participar en el Censo, primero lespreguntaron ¿eres ciudadano o no? Muchos prefirieron no contestar ante el temor de seridentificados y expulsados del país. Hoy, las palabras amnistía y dignidad deben de resonaren las discusiones entre demócratas y republicanos para empujar juntos una Ley que paguecon intereses incluidos la deuda que tienen en la Unión Americana con los migrantes.

Sabemos de sobra que las últimas gestiones del demócrata Joe Biden y del republicanoDonald Trump no han sido precisamente las mejores para la causa migrante. Bueno, ni elentonces presidente Barak Obama con la empatía que presumía hacia las minorías, saldóesa enorme deuda que se tiene con los migrantes y que se va acumulando año con año.Más allá de su discurso compasivo, Obama promovió una política opuesta a través deprogramas como Comunidades Seguras, el incremento presupuestal a la seguridadfronteriza, la tolerancia de leyes estatales antinmigrantes, y ni qué decir del número dedeportados. (Obama deportó a casi 3 millones de personas, siendo el presidente queexpulsó a más migrantes en la historia y por lo que lo llaman Deporter in Chief.)

Para que una iniciativa pueda cruzar las fronteras parlamentarias y convertirse en Ley, hacefalta voluntad política. Demócratas y republicanos tienen en sus manos la oportunidad (yobligación) de crear juntos ese camino que no sólo les dé dignidad a quienes siguen en laclandestinidad, sino que les brinde el lugar que se han ganado con sacrificio y, en muchoscasos, a costa de su propia vida. ¿Biden o Trump, en su segunda oprtunidad, darán vida ala amnistía y dignidad que tanto añoran los migrantes? Ya lo veremos…

Dr. Juan Hernández

Analista de temas de migración

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